Esa situación de quiebra social trae a colación unas muy acertadas palabras de Arturo Uslar Pietri, quien sobre tales cuadros de conducta dijo: “Yo creo que no existe ningún sistema político en el mundo que tenga por base el que cada quien haga lo que le dé la gana, porque sencillamente terminaría en un caos total.” |
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Este año 2016 marca dos fechas importantes en la existencia de un venezolano de excepción como lo fue Arturo Uslar Pietri; en tal sentido se cumplirán 110 años de su nacimiento y 15 de su ida a la eternidad. Hoy más que nunca sus palabras se hacen presentes en medio de un país que ha entrado en el túnel oscuro de una crisis, posiblemente la mayor en toda su historia nacional, que amenaza con la integridad personal, intelectual, moral y social de los venezolanos. El evidente fracaso de un trasnochado modelo que se vendió políticamente bajo la marca de una “democracia protagónica” devenida en una ficción llamada “estado comunal”, ha colocado al país en una difícil situación que se manifiesta, entre otros rasgos, en un cuadro de anomia social en el cual ya no se reconocen normas ni límites y cada quién hace lo que le apetece; es lo que Hobbes llamó la guerra de todos contra todos.
A partir de 1999 y hasta los días que corren, nuestra sociedad ha sido erosionada en sus valores y principios por la acción de un discurso populista y perverso que manejó hábilmente las pasiones colectivas. Lo que ha venido ocurriendo en las interminables “colas” es una muestra de eso, en ellas la ley de la selva se ha impuesto. Esa situación de quiebra social trae a colación unas muy acertadas palabras de Arturo Uslar Pietri, quien sobre tales cuadros de conducta dijo: “Yo creo que no existe ningún sistema político en el mundo que tenga por base el que cada quien haga lo que le dé la gana, porque sencillamente terminaría en un caos total.” Por eso cuando se escucha a dirigentes políticos justificar las colas y afirmar que las mismas son “bellas” porque contribuyen a igualar socialmente a las personas, no queda otra opción que pensar si tal igualación absurda no es otra cosa que un irrespeto a los ciudadanos.
No se pueden asemejar, en consecuencia, las tendencias anómicas con la democracia. A los efectos, vale destacar una reflexión de este gran venezolano: “La democracia es un sistema político en el cual se tiene por base una cosa fundamental, que es el respeto a la personalidad humana, es decir, que cada uno de nosotros respete a los demás porque como lo han dicho tantas veces tantas gentes, es muchísimo más fácil obedecer a un tirano, que asumir la responsabilidad de proceder cada uno de nosotros resolviendo su problema y su conducta en cada minuto, frente a las exigencias sociales y frente a las reglas de la ley.”
En estos tiempos de desabastecimiento lo que no ha escaseado es la procacidad, el insulto y la descalificación hacia el otro. En ese particular, la contaminación se ha extendido a todos los niveles en nuestra sociedad. Convendría pensar en lo que Uslar manifestó en su momento: “La palabrota que ensucia la lengua termina por ensuciar el espíritu. Quien habla como un patán, terminará por pensar como un patán. Hay una estrecha e indisoluble relación entre la palabra, el pensamiento y la acción. No se puede pensar limpiamente, ni ejecutar con honradez, lo que se expresa en los peores términos soeces. Es la palabra lo que crea el clima del pensamiento y las condiciones de la acción.” Una puntual lección para quienes durante un largo tiempo trasformaron la tribuna parlamentaria en una cátedra de obscenidades creyendo equivocadamente que a fuerza de palabrotas sus discursos se harían creíbles. Lo peor es que no han cambiado haciéndose ahora más agresivos, lo que tampoco les ayudará.
La crisis que padecemos no solamente se resolverá con medidas económicas y políticas sino fundamentalmente con educación. Al respecto, uno de los tantos ministros que han ocupado esa cartera en últimos tiempos hizo mucho ruido en las redes sociales cuando afirmó: “No es que vamos a sacar a la gente de la pobreza para llevarlas a la clase media y que pretendan ser escuálidos”… Unas palabras de Arturo Uslar Pietri, quien fue un destacado ministro de educación, confrontan desde la razón y la inteligencia tal barbaridad: “La misión que la educación debe asumir es la de enseñar a vivir. La educación implica estimular el ejercicio del criterio propio que permita el cuestionamiento de cualquier formulación dogmática.” A buen entendedor, pocas palabras.
Diego Márquez Castro
28 enero 2016
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Fuente: http://www.correodelcaroni.com/index.php/opinion/item/41653-palabras-sabias-en-tiempos-de-crisis
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