Culpas // Dulce María Tosta
No recuerdo a ciencia cierta si fue John Kennedy quien habló de la orfandad de las derrotas y de la paternidad plural de las victorias. Pero independientemente de quien haya sido el constructor de esta gran verdad, la debacle producida por los resultados prácticos de las votaciones el 15 de octubre, han puesto a los jefes de la MUD a buscar -desesperadamente- un padre para la criatura, dado que no la pueden convertir en hijo expósito.
La decisión del partido Acción Democrática de Ramos Allup (para diferenciarlo del de Alberto Carnevali y Leonardo Ruiz Pineda), de ordenar a los gobernadores adecos electos por los pueblos de Táchira, Mérida, Anzoátegui y Nueva Esparta de que
Tumero, 13 de octubre de 2017
Estimados conciudadanos:
he observado con creciente angustia el desarrollo de los acontecimientos posteriores a la convocatoria de unas elecciones de gobernadores, que han debido realizarse en diciembre de 2016, por mandato constitucional.
Digo con angustia, por cuanto me niego a creer que la infracción constitucional que impidió dichas votaciones en su debido momento, haya sido producto de un descuido y que la actual convocatoria, realizada por una Asamblea Nacional Constituyente ilegítima desde sus orígenes, obedezca a razones distintas a la desesperada búsqueda de sobrevivir por parte de un régimen que se siente acogotado por el creciente rechazo internacional.
No es preciso ser muy perspicaz para preguntarse por qué votaciones inconvenientes en 2016 pasan a ser necesarias en 2017. La respuesta que me parece lógica, es que lo que se está jugando el 15 de octubre, no son las gobernaciones de Estado, sino la legitimación política (jurídicamente imposible) de una Asamblea Nacional Constituyente rechazada, por vía de abstención, por más del 80% del conglomerado nacional; el 30 de julio,