Futuro // Dulce María Tosta
Una fresca brisa de esperanza recorre el País, impulsada por dos despertares largamente esperados. Por un lado y a lo interno, la toma de conciencia de que hemos sido engañados por grupos políticos que, disfrazados de opositores, cuidaron que la rebeldía característica del venezolano se evaporara en actividades inocuas, solo útiles para descargar psicológicamente la explosiva presión causada por los abusos y dislates del régimen. Por otra parte, el convencimiento de la comunidad internacional de que el Estado venezolano tiene todas las características del forajido que atormenta a su víctima hasta hacerla lindar con la muerte, así como el fortalecimiento de una teoría del derecho internacional público: la obligación de los estados de respetar, proteger y promover los derechos humanos, terriblemente infringidos por el chavismo gobernante.
Momentum // Dulce María Tosta
Esta es la hora de la gente; es el momento de cada uno de nosotros, de las grandes preguntas y de las grandes decisiones.
El tiempo de los partidos y de las organizaciones políticas, tal como los conocemos hasta la fecha, parece haber llegado a su fin, con una estadística poco alentadora y mil preguntas sin responder, resumibles en una sola: ¿Por qué no somos un País del «primer mundo»?
El caso venezolano es atípico. A partir del momento en que estalló el Zumaque I hace más de cien años (1914), una continua lluvia de riquezas nos convirtió en uno de los países con mayor ingreso per cápita del globo, con lo que se nos abrió la posibilidad de industrializarnos y convertirnos en un emporio agrícola y pecuario, en una potencia económica para el disfrute de sus ciudadanos y beneficio mundial.